La aspiración al despertar

Por rebeldía, apagué la luz de mi casa,

pero tu cielo me ha sorprendido con sus estrellas.
R. Tagore

La desesperanza, el canto del vacío, esa noche oscura donde luchar contra la vida sin mirar a la vida misma, ciegamente, con el dolor a cuestas de la soledad y la insatisfacción, requiere con seguridad de un momento de renovada conciencia, de clara visión de las cosas, no en el tumulto del deseo o de las palabras, sino en el silencio cálido que surge al acercar la vista al corazón siempre naciente. La enseñanza espiritual, ese dharma o ley que nos muestra las cosas tal como son, se esconde a veces entre sombras y trabadas ilusiones, pero no deja de acompañarnos el acontecimiento de la verdad espiritual: aquella que nos llena de eternidad, que supera la limitación mente-cuerpo y se enfoca en el sabor nuevo que todo instante celebra. No hay verdad permanente, la verdad se descubre en cada llamarada de atención a “lo que es”.

El dharma siempre es incondicionado, permanece vibrando y transformándose en todos los objetos de la experiencia y más allá de ella. Imprime el frescor del nacimiento espontáneo, libre, por nada limitado, de la comprensión verdadera. La práctica de la Vía, del Dharma, como afirmó Dogen: “es simple y sencilla”. Tanto, como observar la lluvia cuando llueve o el canto de los pájaros cuando cantan. En la contemplación de la naturaleza brota el verdadero dharma a cada segundo, cuando la atención se integra con ella. Ahí todo es un continuo nacer, continua renovación. Lo que afuera acontece –como dentro de nosotros- es el Sí mismo en perfecta unión. Observar, estar ahí donde la vida está, es despertar. La aspiración al despertar nos conduce a él, así como la aspiración de dar un paso nos conduce a caminar. Más allá de este mundo impermanente está la Conciencia intocada y pura, el océano del Sí mismo, que nos integra en todo desde la claridad del sereno asombro, ecuánime, discerniente; y desde su paz dichosa, completa, rebosada y rebosante.

Comentarios

P Á R M U L O ha dicho que…
Gracias por la reflexión.
Adriana Alba ha dicho que…
José Manuel, fue un gusto pasar a conocerte, desde Argentina te envío un gran abrazo, cuando quieras pasa por mi espacio. Tienes un bello blog, y tu entrada está estupenda!!!!

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