La presencia silenciosa es un bálsamo sanador que disuelve la identificación compulsiva con los pensamientos. Si hay presencia plena, hay este instante siendo en ti, en la conciencia. Este instante lo llena todo, la aparición del mundo, momento a momento, sin un hacedor, desde una receptividad clara y nítida, te acoge en un silencio contemplativo de paz profunda. En este silencio no hay esfuerzo por hacer o dejar de hacer, por pensar o no pensar, simplemente eres llenado en la profunda apertura de la presencia. Lo visto, lo escuchado, las sensaciones… son acogidas sin rechazo, espontáneamente, en total apertura. Abrirse a la presencia te ubica en un silencio consciente clarificador. Las sombras que proyecta la mente se disipan y solo queda la luz del ser, de solo ser, en el silencio del corazón.
No necesitas pensar para respirar, para sentir, para escuchar el agua de la lluvia, para oler una flor, para amar. No necesitas pensar para contemplar un atardecer, para pasear por un bosque. No necesitas pensar para ser, para existir aquí y ahora, para escuchar el silencio que brota en la no mente. Cuando no hay pensamiento y respiras, no hay alguien que se observa respirando, solo hay respirar. El pensamiento crea la idea de un yo que hace “cosas”. Pero el ser está más allá de un sujeto-objeto, de un alguien… El ser no se puede limitar. El pensamiento es una composición de significados. Significados que están enmarcados en una palabra. Son símbolos que representan la realidad. Pero la realidad no es el pensamiento. Es más, el pensamiento altera y nos aleja de la realidad. La realidad puede ser presenciada, sin más, en la pura conciencia atenta antes del pensamiento. Ahí se encuentra el espacio de la meditación, en la conciencia sin nombre ni forma, no alterada por un yo separado...
Este instante siempre nos muestra de lleno nuestra naturaleza real. Totalmente limpio, callado y genuino. Este instante, antes de que el pensamiento aparezca, es el sustrato de todo. En él no hay nadie ni nada aparte, ninguna separación, ninguna brecha o fisura. Todo es Uno. Y esa es la verdad siempre.
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