Sanar
Más allá del dolor, incluso del placer, se halla la dicha del ser, el cuerpo de la unidad consciente, la ofrenda sensible del alma a la vida verdadera, la que reposa en la infinitud de una realidad sin división.
Sanar no es otra cosa que una comunión sagrada con la salud, con la verdad natural de uno. La verdad que en uno es ser, el despertar del aliento de vida reconociendo su fluir espontáneo, la respiración profunda de un ser que se revela marea oceánica y quietud, inspiración de fuego y exhalación de luz silente; un ser que lo es todo y se mueve con todo, pero inamovible en su verdad de permanencia: el amor.
Sanar es ser uno en el amor, ser uno en lo reconocible sin duda, en la certeza enamorada de la presencia consciente de una imperturbable realidad que baña completamente, todos los instantes, de paz y eternidad.
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