Lo eterno del ahora

Cuánta vida hay en lo eterno, en lo eterno de un instante, en una mirada entregada al solo mirar, serena y deslumbrante, deslumbrada de paz. Todo lo visto, oído o soñado es uno en la mirada viva del ahora, en suma unificada hacia el infinito, siempre completa en su resultado. Porque el resultado es unísono, la resolución es la vivencia del descubrimiento de ser siendo, tal testigos del milagro de la vida, no pidiendo nada al acontecer: pues éste supone en sí mismo la más evidente culminación. Acontece sin más... y es. Ya es. Obsérvalo. No esperes al encuentro, pues el encuentro ya está aquí: en ti. Siempre lo estuvo. 

Allá a donde mires será lo cierto. En lo que ves, está el ser. Y donde está el ser, está tu corazón puesto en él. Únete, intégrate en ello, y eres la unidad. Únete al ahora, y eres el ahora. Únete a lo eterno, y eres la eternidad. No hay esfuerzo en ello, no hay nada que conseguir, solamente es la fuerza de atracción que permitimos que surja al soltar aquello que nos impide movernos: la ignorancia que crea la mente. Y esa fuerza es el amor, la luz de la verdad, lo eterno en ti permitiéndose respirar más allá de la mente, en la conciencia de ser. Respira, observa y sobre todo... relájate: entonces la acción del amor surge espontánea y libre en tu corazón. Permítete ser en cada segundo la libertad surgiendo, lo eterno del ahora, el amor viviendo y resplandeciendo en ti y en todo lo que te rodea. ¿Qué más se puede pedir?

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