Dejar hacer a la fuerza inteligente de la vida

El momento presente no es de la mente sino de la vida, la mente no lo puede atrapar, la mente atrapa imaginariamente movida por el tiempo los objetos que proyecta en el pasado o en el futuro, pero el momento presente es inalcanzable por el tiempo y completamente tangible desde la vida, desde la presencia que sucede en un preciso momento. 
Cuando estamos disponibles la presencia ocupa el espacio de la vida, disponibles a lo que acontece. El secreto es la apertura, desde la apertura la vida puede expresarse, narrarnos su historia, la cual perciben nuestros ojos, reciben nuestros oídos y tiene lugar la obra de arte, la pura expresión del instante. Ahí no media la mente, no hay nada que modificar, que sumar o restar... Todo es perfecto como es. ¿Cómo ha de ser de otra manera? Solamente hay que observar la majestuosidad de una montaña o la grandiosidad de una galaxia para apartarse y dejar hacer al universo, a la misteriosa fuerza creadora que podemos llamar Amor. Y en ese apartarse, en ese dejar hacer, la energía fluye, la vida fluye, como un torrente, como una luz inteligente que alumbra el sendero por el que transitamos.

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